sábado, 2 de fevereiro de 2019



Supimos que el silencio era un paisaje
de niebla y decepciones
anclado a la obviedad premiosa de los ojos
al decirnos la piel adiós de golpe
y oxidarnos la rabia
de aquéllos mil atrases que en noches de solsticio
endulzaron de herrumbre mi boca y tu regazo.

Cadenas, libertad,
eslabones con lengua que se abrazan al cuello de los días
y alientan, desde el nunca y para siempre,
la mitad del dolor con que dolernos tanto.

Dos mitades de un sueño a contraluz
de naranjas y enebros,
engarzado en acero de palabras
que ahora engulle - sobre una playa extinta -
la irremediable química del óxido.
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  Vega, Santiago Redondo. Mecánica de fluidos. Madrid: Ediciones Vitruvio, 2018, p 40.
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